Decidí un día buscar cosas en mis bolsillos. Pues llevaba tiempo sin revisarlos ya... Y al hacerlo me preparé ante la opción de encontrar de todo, más no siempre acerté.
Supuse que allí estarían cosas que atrás dejé, de las que nunca más me acordé, junto con otras que no consigo olvidar por más que me esfuerce en ello, y que tal vez requieran mi perdón.
Entre tantas cosas halladas, descubrí una de importancia sin igual: mi pluma. Mi pluma en mi bolsillo, triste y empolvada pidiendo resurgir por necesidad. Me mostró letras con ella escritas años a y el desconcierto llamaba a mi puerta al descubrirme, al reencontrarme. Llena de colores a placer, y de palabras bordadas en su interior. El reencuentro con mi pluma quería volver a activar mi ser. Y a veces se me olvida darle el lugar que merece entre desordenes y quehaceres de obligación. Y me disgusto y ni la miro porque sé que entonces voy hacia atrás. Pero siempre la recupero: mi pluma me vuelve a llamar. Llena de tinta mis lágrimas, y dibuja felicidad, canaliza la rabia y mengua la frustración. Gestiona todo, pluma linda, que en ti guardo todo: especialmente Amor.
La sonrisa del Gato hace que el ratón olvide cual es su esencia... y baje la guardia.
viernes, 31 de julio de 2015
martes, 30 de junio de 2015
Si te dejas entrar...
A veces siento
que me pierdo en lo oscuro de algunas sensaciones. Oscuro no por lúgubres si no
por lo escondidas que están. Dedico un rato a indagar, a estirar esa puntita
que se hace ver para hacerme saber que están ahí: tímidas y delicadas. Necesito siempre la
ayuda de mi libélula, la que me ilumina el camino: mi camino. Y cuando viene empiezo
a verlo posible, e invierto más tiempo reabriendo cajones buscando recuerdos,
esperando hallar belleza en emociones color rosa que me hacen sonreír.
Y quiero gritar
que no se escondan… que salgan de ahí. Porque alguien que ignora lo que siente,
(pues acaba de descubrir que siente) necesita entender su nueva perspectiva. Des de
la perspectiva que le ofrece ser protagonista de su vida, una vida que debe ser
vista des de dentro, no desde fuera ni desde arriba en la lejanía.
Personas que paralizan su vida, que dejan de
vivirla por no entender qué sienten, por guardar en un armario su ambición para
con el Amor. Por resignarse a no ser feliz por ignorarse.
¡Coge conciencia
de poder! Abre las alas que te llevan a pasear en ti, a conocerte a ti. Y dedícate
todo el tiempo que necesites hasta levantarte, pero cuando lo hagas… Si te
vuelves a sentar que sea solo para descansar. Descubrir el brillo propio de
cada cual… y permitirse ser coherente con él… Eso es lo que necesitas hacer, lo
que necesito hacer.
Las divagaciones
me llevan a ideas claras, conducidas entre sí por un hilo de coral sobre el que
a veces no es fácil caminar, las que me llevan al ensueño que ya no habré de
anhelar.
lunes, 15 de junio de 2015
domingo, 24 de mayo de 2015
Divagaciones en mí
Una vez más, el furor del viento, con sus
susurros, evocaba tu recuerdo, la nostalgia de lo que fue. El recuerdo de mí
misma entre dos aguas, ante el romper de mi corazón.
Me transporto a ese momento, al instante
más preciso en que siento que soy una bruma tangible que se funde y desemboca
junto a tu almohada, y que yace contigo, en silencio, en el espacio que quedaba
entre tu cuerpo y las sábanas cuando por mí flotabas, cuando enamorado me
esperabas, mientras yo me marchaba: de tu cama me alejaba.
Intangible me permito pasear y gozar des
de fuera de una vida en la que intenté no actuar. Con sombrero oscuro y gafas
de ala ancha me intenté camuflar: pasar desapercibida allá donde mi
protagonismo era vital. Y la evidencia desemboca en un torrente de fuerza sin
igual, que me obliga ahora a actuar.
El tacón de mis zapatos me ayuda a esta
más alta y me frena al correr y no sé a qué altura ni en qué punto te debería
esperar: dónde me dejaría alcanzar.
No puedo por menos que, en secreto, volverte
a anhelar, cobarde en esencia, ando en deseos de dejarme llevar; aun cuando ya
aprendí que debía dejarlo pasar, soltarte y que me dejaras marchar.
Atravesé campos de Amapolas encomendando
al opiáceo la tarea de hacerme olvidar, y como soborno no tenía qué ofrecer,
tanto dormí antes que ya dudo de si funcionará.
Mi desconcierto se convierte en espiral y
me perturba hasta un punto insostenible ya.
Una oportuna lluvia me saca de mi ensueño
con su frescura, con un cambio de clima que, mi vida, sin duda, necesita.
Cierro los ojos imaginando que se trata de
una novela aún por leer, y que cerrando sus páginas evito que llegue a suceder,
incluso me esfuerzo por empezar a borrar páginas que no logro recordar. Me consolaría
creer que los momentos no están, sería más fácil que asumir que los borré,
descubrir porqué los aniquilé.
Secretos de una vida por recordar, de un
Amor por alcanzar, de propósitos por lograr.
Dilema del dolor de la cordura, de un
anhelo de locura.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Si fuera Blancanieves...
Te admiro Blancanieves.... te admiro tremendamente porqué si a mí alguien me hubiera avisado de que querían meter mi corazón en un cofre, si me lo hubieran advertido...
Me gustaría creer que, como tú, habría corrido por el bosque sin mirar atrás; aunque me temo que fui tan tonta que me habría quedado allí esperando a que pasara, permitiendo que pasara.
Si hubiera sido consciente de la fuerza y el valor de mi corazón, no habría dejado que lo encofraran y lo guardaran, que junto con mi libertad lo apresaran.
Si como tú, Blancanieves, hubiera corrido por el bosque... si hubiera corrido quizá me hubiera salvado.
Me gusta cerrar los ojos y pensar que me doy cuenta, que lo presiento, que siento lo que va a pasar y que salgo corriendo y que jamás me encuentras, que evito que me encadenes, que me enjaules y cortes mis alas.
A veces me sueño y me imagino que te convierto en humo y te destruyo. Imagino que, como tú, Blancanieves, corro por el bosque. Así evito que suceda ese futuro: me libero de tus complejos que te hacen odiarme, de tu inferioridad que te hace pisarme.
Convierto en humo tu recuerdo y abro la ventana para que se marche.
Y perdono tu miseria para que, en tu vuelo, sea el cielo quien te ajusticie, quien ajusticie a aquel quien cree que a otro posee.
Me gustaría creer que, como tú, habría corrido por el bosque sin mirar atrás; aunque me temo que fui tan tonta que me habría quedado allí esperando a que pasara, permitiendo que pasara.
Si hubiera sido consciente de la fuerza y el valor de mi corazón, no habría dejado que lo encofraran y lo guardaran, que junto con mi libertad lo apresaran.
Si como tú, Blancanieves, hubiera corrido por el bosque... si hubiera corrido quizá me hubiera salvado.
Me gusta cerrar los ojos y pensar que me doy cuenta, que lo presiento, que siento lo que va a pasar y que salgo corriendo y que jamás me encuentras, que evito que me encadenes, que me enjaules y cortes mis alas.
A veces me sueño y me imagino que te convierto en humo y te destruyo. Imagino que, como tú, Blancanieves, corro por el bosque. Así evito que suceda ese futuro: me libero de tus complejos que te hacen odiarme, de tu inferioridad que te hace pisarme.
Convierto en humo tu recuerdo y abro la ventana para que se marche.
Y perdono tu miseria para que, en tu vuelo, sea el cielo quien te ajusticie, quien ajusticie a aquel quien cree que a otro posee.
lunes, 18 de mayo de 2015
Me harté, así lo decidí
Esta mañana decidí hartarme, cansarme y hastiarme de todo cuanto realmente no me gusta. De gritar al viento lo que no quiero, aquello que no deseo.
Decidí plantar cara al Mundo Social imponiendo a mi persona como la protagonista de todo lo que me pasa.
Basta de complacer, basta de hacer lo que me piden, basta de anteponer nada a mí. En el día que amanece decido autoproclamarme dueña de mí, de la vida que elijo. De las decisiones que tomo y de cómo las ejecuto.
Basta de fastidiarme en pro de la obediencia. Basta de asumir un segundo plano que no es mi lugar. Basta de sucumbir a egoísmos ajenos por Altruismos absurdos. Basta de soltar las riendas mientras me llevan. No hay más opciones que conducir y elegir los vagones del tren que piloto. Sin delegar en nadie.
Hora de gritar NO a lo que no quiero, y no hacer nada por complacer cuando realizarlo yo no lo quiera.
Hora de SER, de sentirme y de respetarme. De quererme.
Basta de complacer, basta de hacer lo que me piden, basta de anteponer nada a mí. En el día que amanece decido autoproclamarme dueña de mí, de la vida que elijo. De las decisiones que tomo y de cómo las ejecuto.
Basta de fastidiarme en pro de la obediencia. Basta de asumir un segundo plano que no es mi lugar. Basta de sucumbir a egoísmos ajenos por Altruismos absurdos. Basta de soltar las riendas mientras me llevan. No hay más opciones que conducir y elegir los vagones del tren que piloto. Sin delegar en nadie.
Hora de gritar NO a lo que no quiero, y no hacer nada por complacer cuando realizarlo yo no lo quiera.
Hora de SER, de sentirme y de respetarme. De quererme.
martes, 12 de mayo de 2015
Si fueras mi lobo
Si tú fueras mi lobo, mi caperuza sería siempre roja. No cambiaría nunca su color para que la vieras, para que la reconocieras: evitaría siempre que me confundieras.
Si tú fueras mi lobo, las señales en mi cuello dejarían a la vista la fuerza de tu mordida.
Si tú fueras mi lobo, pasearía siempre por el bosque esperando ser por ti asaltada.
Si tú fueras mi lobo, me escondería en mi cestito esperando a que tu hambre te hiciera merendarme.
Si tú fueras mi lobo, yo te esperaría en casa, esperando a que la abuelita se durmiera para yo misma abrirte la puerta.
Si tú fueras mi lobo, te aseguro que la abuelita se quedaría sin la mermelada...
Si tú fueras mi lobo, mordería a cualquier cazador que osara intentar salvarme.
Si tú fueras mi lobo, si te decidieras a ser mi lobo... yo sería siempre tu caperucita, la más roja que soñaste en la vida, y jamás me confundirías.
Si tú fueras mi lobo... yo creería en los cuentos de hadas...
Si tú fueras mi lobo, las señales en mi cuello dejarían a la vista la fuerza de tu mordida.
Si tú fueras mi lobo, pasearía siempre por el bosque esperando ser por ti asaltada.
Si tú fueras mi lobo, me escondería en mi cestito esperando a que tu hambre te hiciera merendarme.
Si tú fueras mi lobo, yo te esperaría en casa, esperando a que la abuelita se durmiera para yo misma abrirte la puerta.
Si tú fueras mi lobo, te aseguro que la abuelita se quedaría sin la mermelada...
Si tú fueras mi lobo, mordería a cualquier cazador que osara intentar salvarme.
Si tú fueras mi lobo, si te decidieras a ser mi lobo... yo sería siempre tu caperucita, la más roja que soñaste en la vida, y jamás me confundirías.
Si tú fueras mi lobo... yo creería en los cuentos de hadas...
Una fotografia de Manuel de los Galanes
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