Una manta de letras,
un colchón con signos de interrogación
y la estufa quemando diéresis y acentos.
Cubro con mi diadema los ojos que decoran mi rostro y con mi pulsera me ato las manos al torso.
El lapicero me vale como mordaza
y mi sombrero mi sexo tapa.
Cojo todos mis versos y tejo un velo:
la esperanza como hilo y como aguja mis ganas.
Todo no es más que la barrera
que de mí me separa:
Letras que para cubrirme vuelan,
que se esparcen como excusa
como razón
y de disculpa.
Quiero apretar mi vida contra el cariño
y en mi pecho ya no está escondido.
Ven Morfeo a por mí, cariño;
seduceme con el olvido.
Amapola que anestesia
amnesia terapéutica.
Quiero olvidar que hubo un día
quiero obviar que yo existía
quiero polvo
quiero viento
quiero que con un soplido desaparezca lo vivido