martes, 16 de febrero de 2016

Cuando endulzo los colores


     Busco paladear la vida... saborearla y regodearme en sus placeres. Inventar nuevos pecados en los que perderme y colorearlos sutilmente hasta hacer desaparecer el negativo que los acompaña.
     Una sorpresa enlazada en azúcar donde las golosinas buscan el olor a caramelo para seguir sus miguitas hasta la casa de chocolate.
     No me importa si la bruja acecha o si el camino ya no está. Si regresara lo haría por uno nuevo. No deseo seguir mis propios pasos. Quiero que el azúcar caiga tras mis andares para endulzar el sabor del césped. Pero no volveré a pisarlo más.
     Como animal agazapado, relamiendo mis heridas que no cicatrizan, enlazo todas mis huellas para no dejarme atrapar.
     Disfruto lo dulce de haberme llegado a soñar...


Imagen: Un maravilloso pastel de "Rachel's cakes"
Esta y otras maravillas en www.facebook.com/therachelcakes


domingo, 14 de febrero de 2016

Generación sin abrazos


Las huellas que dejan tus parpadeos en la arena no son más que una nueva invitación al viento.
y lo convierte en el perfecto aliado para esparcir recuerdos: para permitirles que vuelen lento.
Antes llenaba de arena mis manos y dejaba en cada granito mi aliento para perpetuar mi deseo, utilizando el soplido de las nubes para que mi Amor te llegara. Porque a decírtelo no me atrevo.
ese muro de cristal que me dejas en herencia, ese velo que desde ancestros veo.
Y si tocarse está mal, si no hace falta... ¿como te acaricio si de ruegos yo nada entiendo...?
No vi nunca los besos, los robaba a escondidas cuando no me veía ni el tiempo. y me decidí a aprender sola las opciones que labios y mejillas ofrecían a una familia. 
Lo que tocar un hombro daba a un rostro resquebrajado, el respiro que para él suponía.
Y lo bellos que suenan los te quietos de los niños a los que les brota de un corazón sin censura, de un Alma aun sin ruptura.
Estalló el cajón donde guardaba los abrazos y ya no puedo controlarlos, y algún te quiero suena incauto que por allí en medio quedó guardado.
Amores y cariños infiltrados que fueron exigidamente acallados. ¡Prohibido exteriorizarlos!.

La generación de los niños no abrazados, apenas tocados... adultos que se sienten olvidados. Que rechazan tocarse o que en el sexo se pierden.

Llantos jamás acallados, demandas no escuchadas. Cariño solicitado por carta, que en correos debió perderse, pues respuestas por llegar se esperan por generaciones que tras años se declaran hartas.

Que la terapia te acompañe mientras descubres que mamá no te abrazaba, y que papá solo trabajaba.
Porque los libros decían, porque los médicos hablaban, porque al amarlo el niño se malcriaba..

Y en la sala de espera del psiquiatra esperando el prozac huele todo a consecuencias de tabúes para amar.