domingo, 22 de febrero de 2015

Franela y Charol


          Te diría que hace tiempo que te sueño,       
que desde antes de conocerte te anhelo. 
Y te mentiría vilmente si lo hiciera
 pues mis sueños no se atrevieron jamás
 a inventarte...
 No puedes anhelar ni desear algo que,
en su ensueño,
 es un absoluto desconocido que,
 con su gorro de franela,
 te sonríe de medio lado
 en esbozos de incertidumbre. 
 No puedes atreverte a inventarle una mirada 
si no sabes qué rostro viste el Amor
 ni sabes tras de quién se esconde...
Si hasta ignoras de qué color son sus zapatos:
 solo sabes que te encantaría caminar en ellos. 
Probé zapatitos de todos los colores,
 formas y tacones
 buscando los tuyos.
 Y tengo los pies llenos de ampollas 
de caminar por una luna que, tozuda,
 hace aspavientos contra el Sol. 
Desgastados volcanes por el camino 
también han quemado mis zapatos.
 Y el Amor no puede ir descalzo 
porque su sonrisa es demasiado alta
 para no usar tacón.

 Si me rindo y me los quito 
no llegaré a besarle al encontrarlo...
 Ranitas de colores se postraban ante mí, 
pero no había franela en sus sombreros,
ni zapatos de charol.
Pasaba noches en vela sin pararme a descansar,
 buscando una nube que me acoja 
para no gastar tacón.
 La busco de color rosa para asegurarme su final.
Y las negras, verdes y amarillas 
complementan sin llegarme a gustar.
 Insinuante, en una sombra, 
parecía acercarse a mirar 
y se le dibuja una silueta de cuestionable realidad.
 Si entre oscuros y sombreros
 es cómo se ha de amar,
 hasta descalza cerraría los ojos
 tratándote de alcanzar.
Y pensando entre sonrisas ya no te quiero soñar... 
Sólo quiero ser
 el otro lado de tu sonrisa,
 la franela de tu sombrero
 y el tacón que de ti anhelo.

                 La nube rosa que para siempre quiero


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