domingo, 22 de febrero de 2015

El vuelo de las palabras

   Son tantas las veces que me gustaría (y hasta daría la raíz de mi cabello para que así fuese) que las letras de mi teclado se convirtieran en blanco y negro para ser las teclas de un piano. Para ampliar su musicalidad, para ponerle alas más granes que las que mis labios les dan.
   Mi lengua las aplasta contra el paladar empujándolas contra mis dientes donde, ansiosas, anhelan que mis labios las susurren para volar. Si mis dedos pudieran acompañarlas en su viaje con mi música, si pudiera envolverlas en algodón para protegerlas… Si pudiera hacerlas sonar de manera que penetraran en las cabezas de la gente, de forma tan repetitiva que nadie pudiera ya jamás dejarlas de recitar…

   Si pudiera dejar de anhelar lo que no puedo. Si lograra poder conseguir lo que sí soy. Si no llorara lo que anhelo y sonriera a lo que tengo. Mis palabras, risueñas, ya no necesitarían nada, la caricia de mis labios sería suficiente para que su vuelo se perpetuara. El vuelo… de las palabras, de mis palabras. 

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