domingo, 13 de agosto de 2017

Las yemas de mis dedos guardan secretos tremendamente arraigados. Y cada vez que recorren tu espalda te están hablando de ellos... son mis dos labios,  mil estrellas; son los bolsillos dónde guardar todas las fechas. No son las yemas de mis dedos: son la raíz de mis celos... són las que habitan mis sueños cuando quieren clavarse en tu pelo.
Maúllo a través de mis dedos. Cicatriza mi piel gracias a mis huellas. Cada caricia que te hago es poner mi Alma en tu suelo. Mi corazón en tu pecho. Y me desgarra cuando no puedo hacerlo... cuando por más que estire los brazos a tocarte con mis dedos no llego.
Es desde que perdí mi voz que me pasa esto, desde que mis gritos se ahogaron en el desierto. Fue entonces cuando actuaron las yemas de mis dedos; fue en ese instante en que se apoderaron de los recuerdos. Cada vez que miro mis dedos soy hielo... porque guardé ahí mis sentimientos guiada por el miedo. Convencida de nunca tocarte, nunca descubrirías en ellos lo que siento. Y ahora tengo miedo de que al rozarte me veas, te rías, y te burles hasta las yemas arrancarme. Me apresa el pánico ante la idea de no saber lo que llevo escrito por haber sido ajenas las letras sin haberme dado ni siquiera cuenta.
Desconozco a mi piel, la ignoro por defensa y siempre tengo a punto esparadrapo para amordazarla, para acallarla. Reniego de sus enseñanzas. Envenena mi piel con tu desdén... ¡hazlo! Sabes hacerlo bien. Resquebraja cada poro ante tu indiferencia para que la vida me brote del pecho y me abofetee y me despierte.
Te pido que me mates... que me aprietes hasta asfixiarme. Quiero notar como antes de que muera de nuevo mi corazón late

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Grácias por tu comentario, es un placer recibirlo!!!